miércoles, 2 de noviembre de 2011

Los dioses deben estar locos




Ser humano civilizado en comparación con la salvaje, tranquila y natural convivencia de un poblado bosquimano en el aislado desierto del Kalahari, Sudáfrica. La vida de estos pobladores, con sus tareas tradicionales y juegos infantiles, transcurre en plena felicidad y armonía, no tienen sentido de la pertenencia, no son egoístas.

En Kalahari un buen día, cae del cielo un extraño objeto (una botella vacía de Coca-Cola tiró un piloto desde una avioneta) que perturba problemáticamente la convivencia entre los integrantes de la tribu. Por otro lado vive el hombre de la ciudad donde el que se rehusó a vivir en grandes ciudades prefirió la naturaleza de la sabana, ahí recibe a una maestra de inglés proveniente de América del Norte y por más que trata de conquistarla solo “tortas” comete y no logra ni una. Una maestra se preocupa por la situación académica de los estudiantes africanos que no tienen una buena educación. Dentro de la misma civilización se encuentra las luchas de poder donde se evidencia al gobierno y a un grupo de manifestantes armados.

En un momento de la película todos los personajes se ven relacionados y aun así sus preocupaciones y sus sistemas de creencias se alteran pero no varían sustancialmente. A un bosquimano  la vida se complica por una botella, para el hombre civilizado la vida se complica por el uso de la tecnología y por el trato que tiene una mujer. Mientras que la mujer se complica por la situación de los estudiantes en África cuando los manifestantes los secuestran, y lo secuestradores se preocupan por quitar del poder al presidente. Y el gobierno busca la manera de preservarse en el poder.

Cada uno de los personajes tiene sus propias percepciones de la vida, lo que para un hombre resulta irrelevante (la botella) para un bosquimano representa lo maligno y algo que puede ser causante de separación de su comunidad. Y viceversa, lo que para un hombre significa la cárcel para el bosquimano no significó nada, es más, nunca llega a comprenderlo. No hay forma de explicar eso. El idioma no es la barrera principal en el entendimiento de las cosas sino el sistema de creencias es lo que ocasiona una marcada diferencia en las formas de ver las cosas.

Entonces surge la pregunta: ¿las cosas son o simplemente les damos un significado propio? Pues las cosas no “son” ni “no son”. Simplemente están ahí a nuestra vista, y por las cualidades  de querer explicarlo todo que tiene el hombre se decidió socialmente darle un significado común que fuese legitimado. Aclaro es el mismo hombre en sociedad que cree su propio sistema de creencias, de ahí que la película brinda una propuesta muy relacionada con el objetivo de ser investigador. Para un investigador su principal objetivo es la búsqueda de la verdad, se podría discutir de si es verdad es ciertamente la única y válida o si está simplemente aceptada por una mayoría social. Entonces se propone apartar lo que individualmente o socialmente creemos para descubrir una verdad “más allá” es decir una verdad que sobrepasa entendimiento humano simple. Se trata de romper paradigmas y llegar a lo próximo, no es restringirse, no es limitarse; al contrario es reconocer que estamos limitados por percepciones propias, y saber lidiar con ellas, para superarlas, y llegar a un estado de “open mind” donde no influyan en el investigador límites para realizar su labor.




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